Hoy comparto una entrada escrita por Montse Soro, cómo sabéis es nuestra psicopedagoga. Esta entrada tiene relación con uno de los problemas académicos más frecuentes, que son las dificultades de lecto escritura. Es un problema que afecta a muchos personas y que dificulta mucho el aprendizaje (ya que si nos paramos a pensar, casi todo el aprendizaje tiene relación con el medio escrito: se estudia leyendo temario, se hace un examen escribiendo sobre ese temario, etc.).
Es importante poder detectar estas dificultades y buscar alguna solución para preservar la autoestima de la persona y darle las mismas oportunidades que a los demás.
En esta entrada nos proponemos explicar a
grandes rasgos las principales causas asociadas a los problemas de
lectoescritura así como la importancia del
tratamiento en relación a estos problemas.
A la hora de intervenir con niños con
problemas del aprendizaje, es muy importante contar con evidencia científica
para poder hacer intervenciones y reeducaciones que sean efectivas en el
tiempo.
Muchas
reeducaciones son castillos de arena: nos esforzamos, preparamos actividades
muy bonitas, pero a los días siguientes no hay transferencia de conocimientos.
Para evitar que
esto suceda, vamos a hablar de los problemas de lectura.
Sabemos que las
dificultades de la lectura tienen diferentes causas. Cuando nos las planteamos,
distinguimos entre dos grandes grupos: causas extrínsecas e intrínsecas,
es decir: externas o internas.
Por problemas extrínsecos,
nos referimos a la enseñanza de la lectura. Analizar esta cuestión, nos lleva a
plantearnos: ¿Por qué hay algunos niños que aprenden a leer sin importar el
método? ¿Y qué pasa con el 15 y con el 20% que
no aprenden al ritmo que deberían, hay algún método del que se beneficien
más? Efectivamente, el método de
enseñanza de la lectoescritura será decisivo para el 20% de los alumnos con
problemas de lectoescritura, que es el que nos encontraremos en nuestras
sesiones de reeducación. Hay que tener en cuenta que, para todos los chicos, la
falta de experiencia a nivel temprano impacta en la lectura. Por lo tanto, hay
que empezar a atender las dificultades de lectoescritura tan pronto como se
detecten, ya que no nos podemos permitir que el nivel de instrucción de los
compañeros en la escuela avance mientras el alumno con problemas de
lectoescritura se va quedando atrás.
Por problemas intrínsecos,
hablamos de factores de tipo biológico. Sabemos que existen problemas de tipo
cognitivos y perceptuales, visuales, atencionales… Es lógico suponer que un
padre de un niño con problemas de lectura nos diría: “pero díganme de todos
esos problemas mi hijo cuál tiene”. Sin embargo, la respuesta no es sencilla y
a continuación abordaremos esta cuestión.
Cuando hablamos de
las causas subyacentes a los problemas de lectoescritura, hay una habilidad
esencial a tener en cuenta, la consciencia
fonológica. La consciencia fonológica es la habilidad necesaria para
entender que el lenguaje está compuesto por unidades sonoras, los fonemas. Se
trata de una habilidad metalingüística –esto significa que necesita de
habilidades intelectuales, atencionales y de memoria- que ayuda a ensamblar la
correspondencia fonema-grafema (la correspondencia sonido-letra). En el caso
del castellano, se ha encontrado que la consciencia fonológica es el principal
predictor de éxito en la lectura en los
primeros años de escolarización.
El dominio de la
consciencia fonológica permite adquirir el procesamiento
fonológico de lectura, es decir, la habilidad de leer letra por letra. Se
trata de la primera habilidad lectora que se desarrolla, cuando los jóvenes
lectores no son aún expertos competentes. Con el paso del tiempo y del
entrenamiento y la exposición a la lectura, poco a poco se va desarrollando
otra forma de acceder a la lectura: el procesamiento léxico. Mediante el procesamiento léxico, los alumnos
lectores han sido capaces de desarrollar una representación mental global de
las palabras, de constituir un léxico.
En este punto, los lectores pasan a leer la palabra en su conjunto, como un
ente global, y la lectura se automatiza y se vuelve rápida y eficiente.
Así pues, para el
posterior desarrollo de la lectura, el correcto funcionamiento de las
habilidades auditivas primerizas es fundamental, puesto que éstas están
directamente relacionadas con las habilidades fonológicas. Además, el
incorrecto funcionamiento del procesamiento fonológico también repercute en una
pobre evocación y denominación de
conceptos –no nombrar las palabras a pesar de saber qué son-. Los problemas a
la hora de denominar palabras que el niño ya conoce, es otro indicador que nos
permite sospechar si existe alguna dificultad fonológica.
Retomemos el
concepto de consciencia fonológica. Hacia
los 9-10 años pierde valor predictivo. En esta edad tiene que cambiar el modo
de intervenir. Después de 4º o 5º de
Primaria, los mejores predictores son los mismos que los de la lectura: Leer
palabras, leer palabras inventadas –“no palabras”-, dar significados…
El léxico no es
solamente un lugar en el que están las palabras. Cuando al leer accedo al
léxico, tengo que dar sentido a eso que estoy leyendo, para hacer inferencias,
tengo que tener un modelo, representar el texto y analizarlo sintácticamente,
usar habilidades lingüísticas. Cuando uno lee, hace representaciones. A veces
se lee una novela y se ve la película y uno dice: la película no me gustó. Mi
protagonista era mejor, el lugar era distinto, etc. Porque se generó una imagen
mental.
Muchos niños con problemas de lectura no generan imágenes
mentales de lo que leen.
Finalmente, vamos a
desmontar falsos mitos. Hace tiempo
se hablaba mucho de la lateralidad cuando se trataban los problemas de
lectoescritura… El 30% de las personas tiene dominancia cruzada entre ojo, mano
y pie, y ello no predispone para ninguna dificultad de la lectoescritura.
También se planteó: será el problema visual? A este respeto, la Sociedad
Americana de Pediatría, junto con oftalmología y optometría sacaron un
documento conjunto y dijeron: los problemas de lectura no son necesariamente
visuales –aunque, evidentemente, si existe una dificultad visual debe ponerse
remedio para que el niño pueda hacer una adquisición normal de la lectura-.
Pero científicamente está demostrado que
el problema en las dificultades específicas de la lectoescritura o dislexia no
es visual, el núcleo del problema, como se ha dicho, es un problema fonológico, es una alteración en
las áreas cerebrales del lenguaje.
A este respecto, se
está barajando el problema de dificultades perceptivas simples: hay niños con
audiometrías normales pero que no procesan algunos sonidos adecuadamente. Se
está barajando la hipótesis de hasta qué punto hay dificultades perceptivas auditivas que afectan la lectura.
En un estudio
finlandés se investigó con hijos pequeños de familias con dislexias y se dijo,
vamos a ver qué oyen y qué no oyen. Resulta que niños de 6 meses, de familias
disléxicas, que luego presentaron patrones disléxicos, perciben los sonidos de
manera diferente, como comprimidos. Eso se traduce en sílabas que se pierden,
como la “S” del plural en castellano, que no se escuchan… por lo tanto la
percepción es muy importante.
El problema no es
solo la percepción, sino también la categorización
de los sonidos. Por ejemplo, con los colores hacemos categorías muy claras.
Con los sonidos sucede igual. Hay niños
que no categorizan adecuadamente los sonidos, y la L y la R son el mismo
sonido. Se trata de la misma dificultad fonológica, para saber dónde empieza y
dónde acaba un sonido.
Cabe recordar, sin
embargo, que aunque en muchos casos de dislexia se cumple que la naturaleza del
problema es fonológico, encontramos algunos alumnos disléxicos con una primera
adquisición de la lectura similar a los otros compañeros pero que, sin embargo,
cuando en una segunda etapa tendrían que automatizar la lectura, su evolución
parece quedarse estancada. Lo que sucede con éste segundo grupo de alumnos
–muchas veces infradiagnosticados por su correcta adquisición de la
lectoescritura en las primeras etapas- es que no presentan problemas en la ruta
fonológica pero sí en la ruta léxica
de acceso a la lectura. Estos alumnos hacen una correcta conversión
grafema-fonema, pero tienen problemas en la construcción de representaciones
mentales globales de las palabras. Esto es así porque la localización de la
disfunción cerebral es distinta en los casos de dislexias fonológicas y este
segundo tipo de dislexias, denominadas comúnmente dislexias superficiales.
Es frecuente
encontrarnos con niños que tienen afectadas las áreas cerebrales responsables
de los dos tipos de rutas y, por lo tanto, presentan perfiles mixtos de dislexia.
Finalmente, una
última habilidad secundaria que puede estar deficitaria en relación a la
lectoescritura, es la poca vigilancia
y autocorrección. La vigilancia y la
corrección son decisivas para llegar a la comprensión,
porque es cuando se enciende la bombilla, tú estás leyendo y no estás
comprendiendo, o estás leyendo y te estás desconectando. Y hay niños que leen,
leen, leen, y uno dice: ¿te enteraste? Y dice “No”. Cargar el procesamiento
implica, qué necesito yo para progresar: nivel de atención, memoria y procesamiento.
Después de lo que
acabamos de exponer, ante un caso de dificultades de lectoescritura uno se debe plantear: ¿En qué punto el procesamiento
está afectado? El problema es a nivel inicial, en las habilidades fonológicas, y por lo tanto de asociación
grafema-fonema? ¿O se trata de un problema en un área superior del
procesamiento, como es la representación, es decir, en el léxico? ¿Qué debemos hacer ante el caso? ¿Cómo debemos actuar como padres y
profesionales antes las dificultades de lectura de nuestros niños? Les
propongo una reflexión: Si llegan una mañana y su coche hace un ruido extraño, ¿qué
hacen? Lo lógico sería decir: si el coche funciona mal, no lo arranco, porque
podría agravar el problema.
¿Qué hace un padre delante de la dificultad de
lectoescritura de su hijo? “Si mi hijo tiene problemas de lectura, pues que lea
más”. Pero nos encontramos con chicos que tienen
aversión a la lectura… Es como si yo tengo una dioptría de 4 y me dicen:
“Esfuércese, lea lo que pone allí”, y yo me esfuerzo. En estos casos no es
cuestión de esforzarse, más allá de la motivación, es un procesamiento que no
funciona. ¿Cómo fuerzo yo la máquina? Hay que desmontar la máquina, mirar que
punto del procesamiento falla y rápidamente ajustar ese punto. Hay que ir
rápido, porque los cursos escolares van avanzando, y las exigencias existen.
Estos niños se
benefician de una reeducación específica para sus características particulares,
y los beneficios son más rápidos cuanto más tempranamente se intervenga.
Siguiendo con la metáfora anterior, un coche que no funciona correctamente
debería ser llevado al mecánico en vez de dejarlo rodar y esperar a que el
problema acabe perjudicando a otras áreas. De la misma manera el mecánico lo
primero que debería hacer sería determinar dónde está el problema y trabajar
con ese problema; en vez de aplicar un “plan general para coches que no
funcionan bien”.
Montse Soro.