jueves, 17 de julio de 2014

Las situaciones díficiles

Hay multitud de situaciones difíciles, ya sea porqué son extremadamente complejas de resolver o porqué implican una pérdida y por tanto la elaboración de un duelo. 

Estas situaciones pueden ser muy diferentes entre ellas ja que suelen aparecer en diferentes momentos vitales, tienen características diferentes, etc. Pero las formas de actuar de las personas frente a ellas (en líneas generales) sí que se pueden parecer.



De una forma muy resumida y para que resulte sencillo de entender yo siempre explico que hay dos formas de enfrentar estas situaciones. Si vemos la dificultad cómo una fibra de lana (seguramente habrá dificultades que sean fibras más pequeñas y otras con las que casi podríamos hacer un ovillo!) habría quienes guardarían esa dificultad en una caja para no ver la madeja y luego estarían también la tejedoras.

"Las tejedoras" elaboran, es decir, cogen la dificultad, que en principio era algo negativo, y trabajan con eso para convertirlo en algo integrado, en algo que sea productivo e incluso que puede llegar a ser útil. Es necesario advertir que esta elaboración no tiene porqué ser inmediata, algunas guardan primero un tiempo estas fibras mientras piensan que harán con ellas. Además, también veremos que para convertir la dificultad en algo integrado será necesario tener herramientas, conocimientos, experiencias, todo ello nos puede ayudar a que más o menos nos podamos defender en la construcción de algo positivo a partir de una experiencia negativa.

Cerrar la caja a priori parece mejor solución; es más rápido, más sencillo parece más indoloro... pero luego esa caja se suele convertir en un lastre, en un peso que siempre llevamos encima, como el corazón delator, en algo que puja por salir y nosotros debemos hacer esfuerzos por ocultar. Convirtiéndose al final en una opción mucho más díficil de sobrellevar.

Este es uno de los temas más recurrentes en la terapia, están quienes quieren aprender a manejar y a elaborar, y quienes no lo han hecho y vienen con la una caja muy pesada sobre sus hombros. Mi labor se basa en intentar que se encuentren las lecciones necesarias para elaborar aquello, en ayudar a conseguir las herramientas y cuando traen consigo una caja pesada, en ir sacando poco a poco y de forma ordenada (para que no se líen) las pequeñas fibras y las madejitas que se hayan ido formando, pero siempre, el que da las puntadas para elaborar sus circunstancias es el paciente.

Anaïs Cerrillo.

martes, 15 de julio de 2014

Los cimientos de la inteligencia emocional.

Las emociones son una parte muy importante de nuestra vida, ya que todo lo que vivimos lo vivimos en función de cómo lo sentimos. Aprender a gestionar estas emociones, poder controlar su intensidad, diferenciar y disfrutar de sus matices, etc. se está convirtiendo cada vez más en un punto de interés tanto para gestionar las propias emociones cómo para aquellos interesados en ayudar a otros a gestionar las suyas (padres, madres, cuidadores y docentes).



Podría ocupar multitud de paginas explicando millones de cosas sobre la inteligencia emocional, ya que es uno de los muchos temas que me apasiona, y cuando hay pasión...  Pero en esta entrada intentaré hablar del "núcleo" de los "cimientos".

Estamos biológicamente preparados para procesar la información, no sólo de forma racional, sino también de forma emocional, estructuras cómo la amígdala se encargan de ello; además, la información que procesamos de esta forma tiene un peso especial, ya que se procesa más rápido, se memoriza más fácilmente, etc. (Por ejemplo, nos es más sencillo recordar si algo que nos dijeron nos dio rabia que lo que nos dijeron concretamente). Sin embargo cómo sociedad no le hemos dado la suficiente importancia a las emociones, nos hemos centrado mucho en el procesamiento racional, en la lógica, el orden y la razón, muchas veces pasando por alto el sentimiento. Es más, hasta hace poco, casi toda la formación iba dirigida ha educar en este sentido: hacer procesos lógicos y racionales, sin haber ninguna o casi ninguna alusión a cómo poder aprovechar todo esto que sentimos para estar mejor. Es por eso que durante mucho no se ha enseñado a gestionar las emociones de forma respetuosa; (no quiero que se me entienda mal, si que había "métodos" de control emocional, pero no en su mayoría no eran de gestión, sino de represión o negación: por ejemplo todos conoceremos frases del tipo "No llores"...)  y ahora, qué queremos gestionarlas y que queremos enseñar a gestionarlas, nos falta un poco de información.

Aparte de las estructuras biológicas que sirven de "núcleo". También tiene que haber unos "cimientos", estos cimientos se tienen que ir construyendo, y se construyen socialmente; a través de la educación, en el día a día, en las relaciones con otras personas... Las primeras bases de estos cimientos se sustentan en el reconocimiento y en la asociación de cada emoción con su nombre. 


El reconocimiento es el punto de partida, si no sé lo que me pasa, no podré explicarlo a nadie, y si no lo puedo explicar (para lo cual necesito ponerle un nombre y que los demás reconozcan ese nombre con un significado) no me pueden ayudar a gestionarlo. 

Hay diferentes estrategias que ayudan a facilitar el reconocimiento emocional, así cómo diferentes formas de enseñar los nombres de las emociones y asociarlos; algunas de ellas pueden ser muy lúdicas. Pero para esto hay que tener en cuenta el nivel de desarrollo y las características de cada niño ya que no a todos les vamos a enseñar las mismas cosas ni de la misma manera. 

Generalmente suelo hacer bastantes charlas sobre temas relacionados con la inteligencia emocional, sobre las estrategias para ayudar a desarrollarla, etc. Para poder asistir sólo tenéis que estar atentos a la pestaña de eventos del facebook, en la cual voy añadiendo lo que voy a hacer y los lugares en los que lo hago.

Anaïs Cerrillo.  

viernes, 11 de julio de 2014

¿Porqué se llama el Baobab?. Psicología en Mollet.

Tardé mucho en elegir el nombre un nombre para el centro de psicología; pero cuando vi este vídeo me decidí rápidamente; me gustó mucho la idea de que el nombre fuese el nombre de un árbol; en algunas corrientes psicológicas en las que valoran las técnicas proyectivas, muchas veces se usa el dibujo del árbol cómo una interpretación de uno mismo. Me pareció genial que pensaran que el Baobab “crecía del revés”, me pareció genial que fuese sagrado, que pudiera almacenar tantas cosas en el interior y que dijeran que las flores salían en las raíces.

Me recordó mucho a la mayoría de los casos que he llevado; las raíces, aquello que cogemos de nuestra familia, aquello que nos da la fuerza para crecer, es ahí donde deben estar las flores, porqué los lazos familares, cuando son de amor incondicional, son también los más bonitos. Es curioso que estás flores se abran sólo de noche, y me recuerda también a las personas, generalmente paseamos por la vida enseñando unas características de nosotros, aquello que consideramos bello o socialmente aceptable, y muchas otras características que no consideramos tan positivamente las ocultamos y sólo las enseñamos cuando la intimidad lo permite (en relaciones muy estrechas, en casa, o solamente se conocen de forma individual), sin embargo, aquellas cosas que consideramos no tan bonitas, para mí son también flores; son cosas preciosas dignas de ser sentidas y dignas de compartir.


Me recordó mucho a la mayoría de los casos que he llevado; las raíces, aquello que cogemos de nuestra familia, aquello que nos da la fuerza para crecer, es ahí donde deben estar las flores, porqué los lazos familiares, cuando son de amor incondicional, son también los más bonitos. Es curioso que estás flores se abran sólo de noche, y me recuerda también a las personas, generalmente paseamos por la vida enseñando unas características de nosotros, aquello que consideramos bello o socialmente aceptable, y muchas otras características que no consideramos tan positivamente las ocultamos y sólo las enseñamos cuando la intimidad lo permite (en relaciones muy estrechas, en casa, o solamente se conocen de forma individual), sin embargo, aquellas cosas que consideramos no tan bonitas, para mí son también flores; son cosas preciosas dignas de ser sentidas y dignas de compartir.


Luego tiene un tronco gigante, en el que puede llegar a almacenar muchos litros de agua; me parece precioso, es para mí una metáfora de la resiliencia; la capacidad de superar situaciones difíciles y salir fortalecido. Si durante todo un verano no llueve, el baobab tendrá que usar el agua de su tronco para superar esa situación tan complicada, pero tras pasar el verano, cuando lleguen las primeras lluvias, el baobab no sólo habrá sobrevivido sino que es probable que haya crecido un poquito más y esto le permita guardar aún más agua en su interior. Pero tenemos que tener en cuenta que para que se pueda tener esta reserva primero el agua tiene que haber caído. ¡En la vida de las personas hay tantas cosas y sobretodo tantas personas que actúan cómo agua! Es agua cuando una madre da un beso a su hijo, cuando una pareja se abraza, cuando alguien te anima a seguir adelante, cuando un profesor te enseña, cuando tu hermana te limpias las heridas para que puedas seguir jugando… Todo esto es lluvia que cada uno puede guardar en sus reservar, y que nos ayudará a poder seguir creciendo en los momentos de sequía.

Y finalmente las ramas, grandes y generando formas extrañas, que con sus “manos” acarician el cielo, las ramas se interpretan cómo las relaciones, las del baobab dan hojas que son útiles para realizar infusiones con propiedades curativas, pero a veces, si crecen demasiado, pueden tapar la luz a otros árboles más pequeños. De la misma manera las personas, podemos generar relaciones ricas, curativas, sanas y agradables o relaciones que impidan el crecimiento de los demás.


Creo que todo esto fue fundamental para decidirme por el nombre de este árbol tan característico.

El Baobab, a menudo llamado “El árbol de la vida”, es un árbol que consideran sagrado en muchos países y poblados de Àfrica Central; se trata de un árbol gigante que puede llegar a medir más de 30 metros de alto y tener más de 12 metros de diámetro. Además puede llegar a vivir más de 3.000 años.
En su tronco, el baobab puede llegar a almacenar hasta 100.000 litros de agua, cosa que en África Sub-Sahariana es un verdadero tesoro.
El baobab tiene unas flores que sólo se abren por la noche, cuando el sol se oculta y el mundo se vuelve más íntimo
Las hojas, los frutos y las semillas del Baobab son fuentes de las cuales se extraen elementos curativos.
Hay miles de leyendas alrededor de este árbol tan peculiar (yo comparto la que me hizo conocerlo, una historia sobre el duelo).


Anaïs Cerrillo.

martes, 8 de julio de 2014

La adaptación a la guardería

Hace algunas semanas un grupo de madres me preguntó sobre el tema de la adaptación a la guardaría y la ansiedad de separación; quedamos que cuando pudiera haría un pequeño artículo sobre ello, basándome en la charla que suelo hacer de este tema (que está mucho más ampliada).

Sobre todo hay que tener en cuenta que estos que explicaré son aspectos generales, consejos que suelen ir bien, pero cada niño es especial y diferente y sigue su propio ritmo de desarrollo y cada familia es especial y diferente y tiene sus propias características, esto puede explicar que los consejos generales no siempre se ajusten a cada situación.

Casi siempre que hablamos de adaptación nos centramos en el proceso del niño al cambio pero hay que tener muy presente, que la adaptación real incluye muchos más procesos (cómo mínimo son 3). Hay un profesor que se adapta a un niño (o más) nuevos, hay un niño que se adapta a un montón de cambios nuevos y hay nos padres que también se tienen que adaptar a una nueva situación. Yo hablaré de estos dos últimos procesos.

1.- Respecto al niño:

En primer lugar tendremos que tener en cuenta que aprendemos a vivir a partir de la experiencia de la vida misma, de la misma forma, aprendemos a tolerar los cambios conforme vamos experimentando cambios vitales. Pensando en esto sabremos que para un niño un cambio es mucho más complicado de lo que lo puede ser para un adulto. Si hacemos un ejercicio de empatía con ellos lo veremos claro.

Hay muchas más maneras y muchos momentos para que los niños expresen que están en desacuerdo con que sus padres se marchen; lo más habitual suele ser el llanto, las rabietas y la timidez social, sobretodo en el momento en que los padres se van a marchar. Sin embargo hay otras manifestaciones menos frecuentes cómo son las alteraciones del sueño, los cambios en el estado de ánimo, el resurgir de los celos o la envidia, o los mismos que habíamos comentado antes (rabietas, llanto… pero fuera del nuevo entorno), alteraciones alimentarias, alteraciones del sueño, mayor labilidad emocional, estado de ánimo más bajo de lo habitual, tendencia a mostrar mayor dependencia afectiva de los padres, vómitos o retraso en el desarrollo (especialmente el lenguaje). Estos procesos son más complejos; y no son simples manifestaciones de desacuerdo, son expresión de un estado emocional más intenso; en algunos de estos casos se hará necesaria una valoración y atención psicológica individualizada.

Respecto a las edades de la adaptación veremos que por las características generales del desarrollo, hay edades que facilitan más la adaptación mientras que otras suelen presentar conflictos adicionales. En líneas generales, el mejor momento evolutivo se encuentra entre los 2 y los 4 años de edad, y los momentos que pueden suponer más dificultades adicionales se encuentran en torno a los 8 meses de edad.

2.- Respecto a los padres:

Hasta el momento de la adaptación, ese pequeñín ha estado en una familia, en la que seguramente cómo mínimo en uno de sus miembros, una de las actividades principales debe haber sido la de cuidar al nuevo miembro, hacerse cargo de sus necesidades, atenderle, etc. Toda la familia y en especial el cuidador principal deberán también adaptarse a esta nueva situación.

La adaptación no es fácil tampoco para esta parte, ya que aunque sí tienen experiencia en superar muchos más cambios en su vida, en este la activación emocional que se experimenta es muy fuerte, y esto dificulta que se puedan usar las estrategias que se hayan ido adquiriendo en los diferentes cambios vitales. Los vínculos están evolutivamente diseñados para ser mantenidos y esto supone sensaciones muy fuertes por parte de los padres al tener que dejar a sus pequeños al cuidado de otras personas.

Es muy importante que los padres confíen en los nuevos cuidadores y que confíen en los recursos del pequeñín para adaptarse al cambio, así como en sus propios recursos para superar la fuerte activación emocional que supone así cómo los sentimientos de culpabilidad que frecuentemente experimentan.

La confianza y la tranquilidad de los padres ayudará a que los hijos puedan tener actitudes más tranquilas y confiadas.

Para esto deberemos tener muy presente qué significa la adaptación en sí, intentando centrarnos en la parte positiva, encontramos que la adaptación es un proceso de cambio y que ayudará a que en el futuro se desarrollen más estrategias de cambio, es también un proceso madurativo en el sentido de que se expande el mundo relacional del pequeñín así como su repertorio de actividades y la estimulación que recibe.

Consejos generales:
Hay algunos consejos generales que nos pueden ir bien de cara a ayudar a que la adaptación sea más sencilla cómo los que enumero a continuación:

-          Ser respetuoso tanto en las salidas cómo en las entradas, esto significa despedirse brevemente (no huir a escondidas), y llegar puntual a la hora de recogida.
-          Es probable que los niños necesiten más contacto durante el período de adaptación.
-          Mostrar seguridad y serenidad.
-          Mostrar interés por aquellas cosas que nos explique sobre lo que ha estado haciendo, etc.
-          Que la adaptación sea progresiva.
-          Que el ambiente sea cálido y acogedor y la relación con el cuidador de confianza y contacto.
-          Tener en cuenta que cada caso es diferente y lo que a uno le puede ir bien a otro puede no resultarle igual, cada niño es diferente y cada familia también por eso no hay que comparar y hay que respetar los ritmos de cada uno.
-          No añadir cambios adicionales hasta que no se haya adaptado completamente al cambio anterior.
-          Intentar aplicar antes en casa las mismas rutinas y horarios.
-          Intentar llegar a la guardería o al colegio sin prisas, y sin los nervios adicionales que comportan, e intentar siempre que sea posible que el niño entre por su propio pie.


Hay que recordar que el proceso de adaptación puede acabar convirtiéndose en un proceso muy rico y una experiencia positiva, uno de los primeros pasitos hacia la ganancia de la autonomía y un logro más para toda la familia. Las claves son: apoyar, confiar y dar el tiempo necesario. 

Anaïs Cerrillo.