lunes, 5 de septiembre de 2016

Nuestro cordón...

Creo que tu primer latido fue en mi corazón... Aunque dicen que te formabas en mi útero.
Poco a poco fuimos creando un cordón, algo que nos unía y a través de ello yo te enviaba amor, alimento, oxígeno... Y de repente un día todo cambio, todo lo que conocías: la luz, los olores, los sonidos, hasta la forma de respirar... Y unas manos extrañas cortaron nuestro cordón. También para mí todo dió un vuelco!
Que inicios tan complicados! Pero poco a poco fuimos creando, de nuevo, otro cordón. Con mi olor, mis latidos, mi voz, mi sabor... Tu encontraste seguridad; y yo fui aprendiendo a conocerte. Al principio nuestro cordón, aunque invisible, era muy corto. Tú necesitabas constantemente mi cuerpo y yo me ponía nerviosa si te cogían otros brazos.
Durante los primeros meses nuestro cordón no se alargó mucho, eran tantos los cambios, tantos los aprendizajes... Que apenas quedaba tiempo para hacer nuestro cordón más largo, o más flexible.
Pero luego, empezaste a descubrir tantas y tantas cosas; y fuiste alargando el cordón, para poder llegar a todas partes, también para poder hacer vínculos nuevos, con otras personas... Nuestro cordón invisible se fue haciendo cada vez más largo, siempre tan bonito, siempre tan fuerte...
Se que un día ese cordón será tan largo que podrás tejer con él unas alas maravillosas y volar a dónde quieras, llevando siempre nuestro amor.
Sé que un día la seguridad será tan fuerte que no importará la distancia. Y que nuestro cordón es tan nuestro que nunca manos extrañas lo podrán cortar.

Anaïs Cerrillo.

2 comentarios: