lunes, 17 de noviembre de 2014

Aprender a volar.

Hacía un tiempo que no compartía ningún cuento y teniendo en cuenta lo mucho que me gustan, estaba claro que no podía continuar así! 
Hoy os traigo un cuento de un autor desconocido, pero que me gusta mucho y que suelo emplear a menudo en mis sesiones de terapia familiar. Aunque generalmente, y siempre que se puede, intento evitar medidas demasiado drásticas, si que es cierto que siempre explico que si queremos que alguien cambie, algo en nosotros mismos, algo en todos los demás, debe cambiar también... bueno, no os adelanto más... aquí tenéis el cuento:



Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó a uno de sus hombres para que los cuidara y entrenara. Pasado un tiempo, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba ya perfectamente entrenado, pero al otro no sabía qué le pasaba, pues desde el primer día estaba posado en una rama y no había forma de que echara a volar, hasta el punto de que tenían que llevarle su alimento a ese lugar.

El rey mandó llamar a varios curanderos y sanadores, pero nadie lograba hacer volar a aquel pequeño animal.

Pidió consejo a otros sabios de la corte, pero no hubo forma de moverlo de allí. Por la ventana de una de sus habitaciones, el monarca podía ver que el halcón permanecía inmóvil.

A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.

«¿Cómo lo han conseguido? Llamen al autor de ese milagro», dijo el rey.

Enseguida le presentaron a un sencillo campesino.

«¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?».

Aquel hombre contestó:

«Alteza, lo único que hice fue cortar la rama sobre la que reposaba. El pájaro no tuvo más remedio que empezar a emplear sus alas y echar a volar.»


Muchas veces, tenemos miedo de que las personas se enfrenten a los retos que la vida les prepara; nos da miedo que salgan heridos, que no tengan suficientes habilidades, que no puedan hacerlos... Tal vez, si nos atreviésemos a confiar más, nos daríamos cuenta de las increíbles capacidades que tienen. El papel de un ser querido no es el de evitar todos los obstáculos a otro (su pareja, su hijo...) sino el de apoyarle, acompañarle y si los necesita, ayudarle a que los supere por sí mismo. Confiar en que otro despegue sus alas, es mucho más productivo que volar por él cada vez. Confiar en las capacidades del otro le hará poder extraer aquello positivo de lo que a priori parecía negativo y sobre todo, a desarrollar capacidades, propiciar la tolerancia a la frustración y permitir alcanzar lo que realmente se quiere.

Anaïs Cerrillo. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

Ansiedad.


Os dejo un artículo que ha escrito Anna Montané sobre la ansiedad que a mi me encanta, además es muy cortito así que se lee rapidísimo! 


Surgen muchas preguntas al hablar de ansiedad. Cuesta más explicarlo que sentirlo. Ansiedad es el nudo en el estómago mientras se esperan los resultados de una prueba médica importante, la preocupación constante que nos impide dormir o concentrarnos en lo que estamos haciendo y el miedo paralizante al enfrentarnos a algo que tememos. Son por tanto, manifestaciones físicas, emocionales y conductuales. Todos las hemos sentido alguna vez, con mayor o menor intensidad y frecuencia. Da la sensación que el cuerpo está contra uno mismo, pero la realidad es que necesitamos la ansiedad para sobrevivir. La ansiedad también es la motivación para decidirnos a actuar, la activación necesaria para movernos a buscar comida, refugio o aquello que nos lleva a cubrir cualquier otra necesidad. El problema surge cuando nos cuesta apagar el interruptor, y nos queda esa agotadora sensación de estar siempre activados y alerta, aún cuando lo que deseamos es estar tranquilos y descansar. O cuando el interruptor se enciende ante cualquier estímulo inofensivo, creando una alarma innecesaria, o con una intensidad desmesurada. Ese interruptor depende de la parte del sistema nervioso que no controlamos conscientemente (llamado sistema nervioso autónomo), y que regula entre otros procesos automáticos la respiración, la digestión o los latidos del corazón. No podemos controlarlo directamente, pero sí podemos influir de forma indirecta y conseguir que el interruptor se desactive o rebaje su intensidad. ¿Cómo? Aprendiendo a relajarnos y a manejar los pensamientos, sensaciones y emociones activadoras, reduciendo la “energía” que necesita el interruptor para dispararse o mantenerse encendido.

Si quieres saber más sobre la ansiedad, acude el próximo jueves 13 de noviembre a las 17.30h a la charla gratuita en el Centro de Psicología El Baobab, impartida por nuestra experta en psicología de la salud y adultos Anna Montané. Y si quieres aprender técnicas para manejar la ansiedad, apúntate al Taller de Relajación del jueves 20 de noviembre también a las 17.30h. Plazas limitadas, por favor confirma tu asistencia a través de la dirección de Gmail elbaobabpsicologia@gmail.com !!!

Anna Montané. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

El pozo


El pozo, es aquel lugar que todos conocemos pero del que muy pocas personas hablan. Creo que si tenemos en cuenta que hay pozos de diferentes tamaños y características casi todo el mundo debe haber estado en uno, al menos, en alguna ocasión.

A veces no sabemos muy bien cómo hemos hecho para acabar allí, quizá andábamos descuidadamente y de repente… ¡Al pozo! Otras veces lo vemos más claro, parece la consecuencia inevitable de nuestra trayectoria… parece que vamos andando hacia el fondo del pozo, no sabemos bien cómo parar o cómo cambiar de dirección y vemos que vamos cada vez más hondo, cada vez más hondo…, pero seguimos avanzando en la dirección contraria de la que querríamos ir.

Muchos ven el pozo cómo un lugar horrible: oscuro, frío, húmedo… Un hueco, a veces tan pequeño, que no te deja moverte. Un lugar, a veces tan hondo, que no te deja ver la luz... Algunos piensan que el fondo del pozo es el lugar más bajo al que podría haber llegado, y por desgracia, un lugar desde el que es muy complicado ver la salida.





Diferentes personas hacen cosas diferentes cuando están en el fondo del pozo: hay quienes pierden la ilusión por todo (o una variante parecida: los que dejan de disfrutar con las cosas que antes sí disfrutaban), también están aquellos que son invadidos por una gran pasividad (da la sensación de que las paredes de su pozo les ahogan), les cuesta mucho hacer cualquier cosa, cómo si llevaran grandes losas de piedra sobre ellos y hubieran estado arrastrándolas desde hace mucho tiempo. También hay gente que se enfada mucho al sentirse abajo del pozo, y empieza a hacer cosas para demostrar su gran enfado; lejos de ayudarles a salir del pozo, esto suele tener un efecto sobre los demás (que generalmente no ven el pozo, ya que se trata de un pozo invisible) que hace que se alejen y no estén interesados en ayudarle a salir de allí. Hay quien llora desconsoladamente, y quién no suelta ni una lágrima… lo cierto, es que los pozos pueden ser tan diferentes, y las personas tan particulares que se pueden encontrar muchas diferencias en las actitudes de las personas que se encuentran “dentro del pozo”. 

martes, 4 de noviembre de 2014

lunes, 3 de noviembre de 2014

Las dificultades de lecto-escritura.


La lectura puede ser una actividad placentera y lúdica, con la que niños, adolescentes y adultos se diviertan. La lectura nos transporta a otros mundos, nos hace sentir emociones diferentes, amplía nuestro imaginario y es una fuente inmensa de conocimiento. Pero no todo el mundo puede disfrutar de la lectura igual. Muchas personas tienen dificultades de lectura, y esto puede repercutir en la velocidad a la que leen, en su entonación, en la comprensión de aquello que se ha leído... , y por supuesto en la capacidad para disfrutar de una actividad que a otros les puede resultar estimulante. Si la lectura fuese sólo una forma de divertirse, realmente no habría ningún problema, ya que personas diferentes se divierten de formas diferentes. Pero la lectura es mucho más que eso, es una forma muy importante de transmisión de la información y una de las principales formas de estudio. Los niños y adolescentes acceden a la información académica mediante la lectura y son evaluados generalmente mediante la escritura. Tener dificultades en la lecto-escritura se convierte entonces en un grave problema.



El dia 14 de Noviembre, vamos a realizar una charla gratuita sobre este tema, a fin de hablar sobre las dificultades de la lectura y dar inicio al taller en el que ayudaremos a padres e hijos a resolverlas o mejorarlas. Para poder inscribirse. tanto a la charla cómo al taller lo tenéis que hacer a través de la dirección de mail: elbaobabpsicologia@gmail.com o pinchando aquí 

Tanto la charla cómo el taller se realizarán en nuestro centro en Mollet del Vallès, (aquí tenéis un mapa).

El taller se realizará el sábado 22 de Noviembre de 11 a 12:30. El grupo de padres será llevado por Anaïs Cerrillo (Psicóloga Clínica), y se darán recursos para trabajar los problemas de lectura y expresión escrita y ortografía. Además se darán estrategias para ayudar a sus hijos/alumnos a afrontar las dificultades para que la autoestima no salga dañada. A la vez, en una sala paralela, Montse Soro (Psicopedagoga), trabajará con los niños, en un taller en el que practiquen lectura, expresión escrita y ortografía, a la vez que se den recursos y orientaciones para mejorar en estas áreas. El taller tiene un coste de 35€.  

Anaïs Cerrillo.


viernes, 31 de octubre de 2014

CAUSAS DE LOS PROBLEMAS DE LECTOESCRITURA

Hoy comparto una entrada escrita por Montse Soro, cómo sabéis es nuestra psicopedagoga. Esta entrada tiene relación con uno de los problemas académicos más frecuentes, que son las dificultades de lecto escritura. Es un problema que afecta a muchos personas y que dificulta mucho el aprendizaje (ya que si nos paramos a pensar, casi todo el aprendizaje tiene relación con el medio escrito: se estudia leyendo temario, se hace un examen escribiendo sobre ese temario, etc.). 
Es importante poder detectar estas dificultades y buscar alguna solución para preservar la autoestima de la persona y darle las mismas oportunidades que a los demás. 


En esta entrada nos proponemos explicar a grandes rasgos las principales causas asociadas a los problemas de lectoescritura así como la importancia del  tratamiento en relación a estos problemas.

A la hora de intervenir con niños con problemas del aprendizaje, es muy importante contar con evidencia científica para poder hacer intervenciones y reeducaciones que sean efectivas en el tiempo.
Muchas reeducaciones son castillos de arena: nos esforzamos, preparamos actividades muy bonitas, pero a los días siguientes no hay transferencia de conocimientos.
Para evitar que esto suceda, vamos a hablar de los problemas de lectura.


Sabemos que las dificultades de la lectura tienen diferentes causas. Cuando nos las planteamos, distinguimos entre dos grandes grupos: causas extrínsecas e intrínsecas, es decir: externas o internas.

Por problemas extrínsecos, nos referimos a la enseñanza de la lectura. Analizar esta cuestión, nos lleva a plantearnos: ¿Por qué hay algunos niños que aprenden a leer sin importar el método? ¿Y qué pasa con el 15 y con el 20% que no aprenden al ritmo que deberían, hay algún método del que se beneficien más? Efectivamente, el método de enseñanza de la lectoescritura será decisivo para el 20% de los alumnos con problemas de lectoescritura, que es el que nos encontraremos en nuestras sesiones de reeducación. Hay que tener en cuenta que, para todos los chicos, la falta de experiencia a nivel temprano impacta en la lectura. Por lo tanto, hay que empezar a atender las dificultades de lectoescritura tan pronto como se detecten, ya que no nos podemos permitir que el nivel de instrucción de los compañeros en la escuela avance mientras el alumno con problemas de lectoescritura se va quedando atrás.
Por problemas intrínsecos, hablamos de factores de tipo biológico. Sabemos que existen problemas de tipo cognitivos y perceptuales, visuales, atencionales… Es lógico suponer que un padre de un niño con problemas de lectura nos diría: “pero díganme de todos esos problemas mi hijo cuál tiene”. Sin embargo, la respuesta no es sencilla y a continuación abordaremos esta cuestión.

Cuando hablamos de las causas subyacentes a los problemas de lectoescritura, hay una habilidad esencial a tener en cuenta, la consciencia fonológica. La consciencia fonológica es la habilidad necesaria para entender que el lenguaje está compuesto por unidades sonoras, los fonemas. Se trata de una habilidad metalingüística –esto significa que necesita de habilidades intelectuales, atencionales y de memoria- que ayuda a ensamblar la correspondencia fonema-grafema (la correspondencia sonido-letra). En el caso del castellano, se ha encontrado que la consciencia fonológica es el principal predictor de éxito en la lectura en los primeros años de escolarización.
El dominio de la consciencia fonológica permite adquirir el procesamiento fonológico de lectura, es decir, la habilidad de leer letra por letra. Se trata de la primera habilidad lectora que se desarrolla, cuando los jóvenes lectores no son aún expertos competentes. Con el paso del tiempo y del entrenamiento y la exposición a la lectura, poco a poco se va desarrollando otra forma de acceder a la lectura: el procesamiento léxico. Mediante el procesamiento léxico, los alumnos lectores han sido capaces de desarrollar una representación mental global de las palabras, de constituir un léxico. En este punto, los lectores pasan a leer la palabra en su conjunto, como un ente global, y la lectura se automatiza y se vuelve rápida y eficiente.
Así pues, para el posterior desarrollo de la lectura, el correcto funcionamiento de las habilidades auditivas primerizas es fundamental, puesto que éstas están directamente relacionadas con las habilidades fonológicas. Además, el incorrecto funcionamiento del procesamiento fonológico también repercute en una pobre evocación y denominación de conceptos –no nombrar las palabras a pesar de saber qué son-. Los problemas a la hora de denominar palabras que el niño ya conoce, es otro indicador que nos permite sospechar si existe alguna dificultad fonológica.

Retomemos el concepto de consciencia fonológica. Hacia los 9-10 años pierde valor predictivo. En esta edad tiene que cambiar el modo de intervenir. Después de 4º o 5º de Primaria, los mejores predictores son los mismos que los de la lectura: Leer palabras, leer palabras inventadas –“no palabras”-, dar significados…
El léxico no es solamente un lugar en el que están las palabras. Cuando al leer accedo al léxico, tengo que dar sentido a eso que estoy leyendo, para hacer inferencias, tengo que tener un modelo, representar el texto y analizarlo sintácticamente, usar habilidades lingüísticas. Cuando uno lee, hace representaciones. A veces se lee una novela y se ve la película y uno dice: la película no me gustó. Mi protagonista era mejor, el lugar era distinto, etc. Porque se generó una imagen mental.
Muchos niños con problemas de lectura no generan imágenes mentales de lo que leen.

Finalmente, vamos a desmontar falsos mitos. Hace tiempo se hablaba mucho de la lateralidad cuando se trataban los problemas de lectoescritura… El 30% de las personas tiene dominancia cruzada entre ojo, mano y pie, y ello no predispone para ninguna dificultad de la lectoescritura. También se planteó: será el problema visual? A este respeto, la Sociedad Americana de Pediatría, junto con oftalmología y optometría sacaron un documento conjunto y dijeron: los problemas de lectura no son necesariamente visuales –aunque, evidentemente, si existe una dificultad visual debe ponerse remedio para que el niño pueda hacer una adquisición normal de la lectura-. Pero científicamente está demostrado que el problema en las dificultades específicas de la lectoescritura o dislexia no es visual, el núcleo del problema, como se ha dicho, es un problema fonológico, es una alteración en las áreas cerebrales del lenguaje.
A este respecto, se está barajando el problema de dificultades perceptivas simples: hay niños con audiometrías normales pero que no procesan algunos sonidos adecuadamente. Se está barajando la hipótesis de hasta qué punto hay dificultades perceptivas auditivas que afectan la lectura.

En un estudio finlandés se investigó con hijos pequeños de familias con dislexias y se dijo, vamos a ver qué oyen y qué no oyen. Resulta que niños de 6 meses, de familias disléxicas, que luego presentaron patrones disléxicos, perciben los sonidos de manera diferente, como comprimidos. Eso se traduce en sílabas que se pierden, como la “S” del plural en castellano, que no se escuchan… por lo tanto la percepción es muy importante.


El problema no es solo la percepción, sino también la categorización de los sonidos. Por ejemplo, con los colores hacemos categorías muy claras. Con los sonidos sucede igual. Hay niños que no categorizan adecuadamente los sonidos, y la L y la R son el mismo sonido. Se trata de la misma dificultad fonológica, para saber dónde empieza y dónde acaba un sonido.

Cabe recordar, sin embargo, que aunque en muchos casos de dislexia se cumple que la naturaleza del problema es fonológico, encontramos algunos alumnos disléxicos con una primera adquisición de la lectura similar a los otros compañeros pero que, sin embargo, cuando en una segunda etapa tendrían que automatizar la lectura, su evolución parece quedarse estancada. Lo que sucede con éste segundo grupo de alumnos –muchas veces infradiagnosticados por su correcta adquisición de la lectoescritura en las primeras etapas- es que no presentan problemas en la ruta fonológica pero sí en la ruta léxica de acceso a la lectura. Estos alumnos hacen una correcta conversión grafema-fonema, pero tienen problemas en la construcción de representaciones mentales globales de las palabras. Esto es así porque la localización de la disfunción cerebral es distinta en los casos de dislexias fonológicas y este segundo tipo de dislexias, denominadas comúnmente dislexias superficiales.

Es frecuente encontrarnos con niños que tienen afectadas las áreas cerebrales responsables de los dos tipos de rutas y, por lo tanto, presentan perfiles mixtos de dislexia.

Finalmente, una última habilidad secundaria que puede estar deficitaria en relación a la lectoescritura, es la poca vigilancia y autocorrección. La vigilancia y la corrección son decisivas para llegar a la comprensión, porque es cuando se enciende la bombilla, tú estás leyendo y no estás comprendiendo, o estás leyendo y te estás desconectando. Y hay niños que leen, leen, leen, y uno dice: ¿te enteraste? Y dice “No”. Cargar el procesamiento implica, qué necesito yo para progresar: nivel de atención, memoria y procesamiento.


Después de lo que acabamos de exponer, ante un caso de dificultades de lectoescritura uno se  debe plantear: ¿En qué punto el procesamiento está afectado? El problema es a nivel inicial, en las habilidades fonológicas, y por lo tanto de asociación grafema-fonema? ¿O se trata de un problema en un área superior del procesamiento, como es la representación,  es decir, en el léxico? ¿Qué debemos hacer ante el caso? ¿Cómo debemos actuar como padres y profesionales antes las dificultades de lectura de nuestros niños? Les propongo una reflexión: Si llegan una mañana y su coche hace un ruido extraño, ¿qué hacen? Lo lógico sería decir: si el coche funciona mal, no lo arranco, porque podría agravar el problema.

¿Qué hace un padre delante de la dificultad de lectoescritura de su hijo? “Si mi hijo tiene problemas de lectura, pues que lea más”. Pero nos encontramos con chicos que tienen aversión a la lectura… Es como si yo tengo una dioptría de 4 y me dicen: “Esfuércese, lea lo que pone allí”, y yo me esfuerzo. En estos casos no es cuestión de esforzarse, más allá de la motivación, es un procesamiento que no funciona. ¿Cómo fuerzo yo la máquina? Hay que desmontar la máquina, mirar que punto del procesamiento falla y rápidamente ajustar ese punto. Hay que ir rápido, porque los cursos escolares van avanzando, y las exigencias existen.


Estos niños se benefician de una reeducación específica para sus características particulares, y los beneficios son más rápidos cuanto más tempranamente se intervenga. Siguiendo con la metáfora anterior, un coche que no funciona correctamente debería ser llevado al mecánico en vez de dejarlo rodar y esperar a que el problema acabe perjudicando a otras áreas. De la misma manera el mecánico lo primero que debería hacer sería determinar dónde está el problema y trabajar con ese problema; en vez de aplicar un “plan general para coches que no funcionan bien”. 

Montse Soro. 

jueves, 9 de octubre de 2014

Constelaciones familiares. ¿Cuantas cosas se pueden constelar a la vez?


Hoy os traigo un artículo de Hedy que habla sobre el número de cosas que se pueden constelar a la vez, espero que os guste. Ya sabéis que si queréis asistir al taller de constelaciones aquí encontraréis todos los datos sobre las fechas, horas, etc. Si os interesa asistir a algún taller pero no os es posible por incompatibilidad horaria. nos lo podéis comunicar a través de la dirección de mail (elbaobabpsicologia@gmail.com) y os avisaremos si realizamos ese taller de nuevo más adelante. 


¿SE PUEDEN CONSTELAR VARIAS COSAS A LA VEZ? 

Algunas personas vienen con varias cosas entre manos, intentando resolver todo rápidamente, ya sea porque les está resultando muy difícil sostenerlo o porque no quieren enfrentarse a lo que están viviendo. 

Ante estas situaciones es imprescindible que la persona elija qué es en el momento en que va a constelar lo más urgente o importante, ya que para enfocar una constelación necesitamos tener un objetivo concreto y claro. Por eso antes de empezar la constelación el terapeuta pide a la persona que exprese con claridad este objetivo, o demanda. Cuando la persona tiene claro qué quiere conseguir (y no lo que no quiere) el proceso terapéutico ya ha comenzado y es mucho más fácil que las semillas que surjan del trabajo con la constelación encuentren tierra fértil para que se den los cambios que desea. 



Si hubiera varias demandas no se puede focalizar el trabajo y nos perderíamos en un mar de caminos diferentes. Lo que si que pasa algunas veces es que estos temas aparentemente diferentes nacen del mismo lugar y sanando uno los demás también sanan. Pero esto generalmente no lo sabremos hasta posteriori.

Hedy Kramer